La energía: La décima Musa

“…….Únanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos;

formen todos un solo haz de energía ecuménica.

Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,

muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo…..”

( Salutación del optimista – Rubén Darío)

Si buscamos una definición etimológica de energía, es conocido que procede del griego ἐνέργεια que se puede traducir como actividad, movimiento, trabajo etc…

El famoso filósofo griego Aristóteles en su “ Metafísica “ definía los conceptos de “Entelequía” y de “Energía”, entendiendo la primera como el acto por el que la cosa se agotaba en su mismo ser (la semilla se convierte el árbol, en ese momento, finaliza su potencia) , definía, sin embargo, la segunda como el acto por el que la cosa no solo no se agotaba en su propio ser, sino que transcendía de sí misma, otorgándole la capacidad de convertirse en una infinita diversidad.

Para la filosofía de la antigüedad, es la “causalidad eficiente” del movimiento del cosmos, entendido éste como el orden que nos circunda, que puede ser percibido, es la energía la “realidad actuante” que provoca el continuo cambio universal.

Pasaron muchos siglos y centenares de mentes prodigiosas se dedicaron a pensar  sobre que era realmente esta “causa” que hace que las cosas cambien y su posible utilización práctica,  hombres de la antigüedad como, Heráclito, Parménides, Demócrito, el citado Aristóteles, Leucipo, Arquímedes o del renacimiento y la edad moderna como Galileo, Newton, Leibniz, Boyle, Pascal, Lavoisier, Sadi Carnot, Lomonósov y en la contemporaneidad científicos de la talla de Oppenhaimer, Fermi, Lawrence o Einstein y así un largo elenco imposible de abordar en este pequeño prólogo dedicaron su vida y esfuerzos a desentrañar los misterios de aquello que nos rodea, entre ellos, precisamente, el de la naturaleza y aplicaciones de la energía.

Los citados y muchos otros fueron perfilando la noción de energía apreciando que la misma tenía una serie de características:

* Su doble condición; es concreta, porque cualquier acto, trabajo o movimiento requiere de energía para llevarse a cabo, y es abstracta, al mismo tiempo, pues es inasible en estado puro.

* Que es indestructible, simplemente, pasa de una forma a otra conservándose siempre.

* Que es contingencia, la transformación de la energía opera fuera e independientemente de la conciencia. La energía no existe sin los objetos materiales.

De estos principios se fue derivando un concepto más científico que filosófico de energía, con los descubrimientos de la física moderna, las leyes de Newton, la ley de la conservación de la energía, la ley de la correlación masa-energía, la teoría de la relatividad etc…

En el sistema de la teoría física, la energía se expresa de distintas maneras: mecánica, térmica, electromagnética, nuclear, gravitatoria, etc..
Estas formas físicas del movimiento de la materia cualitativamente distintas son susceptibles de transformarse unas en otras y semejante proceso de transformación está controlado por equivalentes cuantitativos rigurosamente determinados.

Esto permite obtener la medida común del movimiento: la energía como tal.

El gran héroe y escritor italiano Gabriele D´annunzio llamó, a principios del siglo XX a la energía” la décima musa”, pues como las otras nueve susurraba  inspiración a los hombres  para incentivar su creatividad y que fueran capaces de engendrar emoción en los otros hombres, es decir, las infinitas formas del arte.

Éste es el espíritu que anima nuestra empresa, por el que merece la pena, el riesgo y el trabajo diario, el manejo de algo tan increíblemente sugestivo como la energía, que apasionó a hombres como Heráclito, Galileo o Einstein, medida común del movimiento, necesaria, inasible, indestructible, actividad incesante, motor del universo, realidad actuante que provoca la metamorfosis perpetua y…. sin duda musa inspiradora de la belleza.

En Madrid, a 22 de junio de 2019.